Que fea es la mentira y que feas de modos
las personas que viven de ella. Lo digo porque con el tiempo he tenido que
aprender a no enojarme (tanto) y a identificar más rápido a quien vive de esta
manera.
A recientes fechas, en contra de mi
voluntad he tenido que convivir de cerca con una persona que creo que en lo
único que no miente es en respirar.
Eso si, una vez que l@ identifiqué me da
menos coraje y me sorprende la imaginación tan fértil que tiene, además de que
no sé si me cree estúpida o desmemoriada. El caso es que va cambiando de
versiones de todo.
Eso me llevó a pensar, el porque de mentir
en algo tan sencillo como el día a día… Siento que es la falta de atención y la
excesiva necesidad de la misma.
Ha de ser muy triste tener que mentir en
cosas tan sencillas como donde compraste tal o cual cosa, sobretodo cuando no
se te preguntó.
Así, sin más… Como gorda en tobogán,
comienzan a hablar de lo que poseen, a las personas que saben la realidad, como
si con las palabras y mirada de loc@ fueran a cambiar de lo que uno conoce y
ve.
No quiero que deje de molestarme ese tipo
de actitudes, porque eso significaría que ya me acostumbre, que ya es común,
que lo acepto como algo que “debe” ser.
Pero bueno, no hablo de esas que todos
hemos contado, no me eximo porque yo también he dicho mentiras, si dijera que no,
también sería una mentirosa. Me esfuerzo en no decirlas, pero quién no ha
dicho; ya vengo en camino, cuando te hablan para saber si ya vas a llegar y tu
sigues en pijama.
Pero manas, es muy diferente decir “Uy yo
todo el tiempo dono al Teletón” a “Dejé a mi espos@ porque me golpeaba y lo
recuerdo como si fuera ayer” y en la realidad el otro ni enterado@,
Esos que buscan darle un poco de sabor a su
vida mediante el mentir, me hacen moño las tripas. Pero insisto debe ser una
persona muy sola, que vive añorando que las cosas fueran diferentes.
Es triste cuando uno se da cuenta que no
les alcanza la memoria para acordarse de que eso ya lo habían contado de otra
manera. Mas miedo me dan los que son capaces no solo de recordar las mentiras
que han contado, sino de elaborarle a lo dicho y no equivocarse.
Ante ellos
Pinocho se queda baboso.