lunes, 13 de abril de 2009

Me convertí en mi madre

No sé si les pase a los hombres, pero a muchas mujeres nos pasa cuando estamos en proceso de crecimiento le rogamos a Dios no parecernos a nuestras madres.

Yo al igual que las de mi género se lo pedí, pero al parecer no lo recibí, porque a medida que avanza mi vida, me doy cuenta que mas me parezco a ella y hago las mismas cosas que hace ella.

Una de las pasiones de mi madre es el lenguaje, que esté bien escrito y que sea bien hablado y cuando yo era aún adolescente (ayer), hizo algo que sólo ella podría haber hecho.

Al pasar por una papelería que ya estaba cerrada, leyó un letrero que tenía una falta de ortografía, si, UNA.

Así que les dejó un mensaje en un pedazo de papel con su teléfono y un mensaje que decía:
“Su anuncio tiene faltas de ortografía… si quiere arreglarlo, llámeme”

Y al día siguiente le llamaron para ver cual era la gran falta, misma que ya no recuerdo.

El caso es que hace unos meses me llamaron de Telmex para ofrecerme un nuevo servicio telefónico y el operador en cuestión se escuchaba que realmente no había puesto atención en la escuela si es que fue.

Cada frase la terminaba con un ¿si?, utilizandolo como muletilla, a manera de reafirmar que si le estaba poniendo atención y que no lo había dejado hablando sólo.

- Operador Telmex (OT): le llamamos para ofrecerle la nueva tarifa de infinitum ¿si?, esto podría ayudarle en su presupuesto mensual ¿si?, ¿por qué usted es la titular de la línea?... ¿si?, porque sólo el titular de la línea puede hacer los cambios, ¿si?

- Hilda Isa (HI): Si, ¿Cuánto es?

- OT: son 254 pesos por mes, mas iva (es un decir, no sé ni cuanto me cobran) ¿si?, porque actualmente paga 254 pesos, mas iva (él tampoco se había dado cuenta) ¿si?

- HI: pero eso es lo que pago joven.

- OT: si pero con la nueva tarifa su presupuesto se hace menos, ¿si?, porque la renta del teléfono le sale en… (he de reconocer que cuando me dijo que “la nueva” tarifa era la misma que pago, le dejé de poner atención).



El caso es que antes de despedirse, lo interrumpí y le pregunté que si podía decirle algo, mi interlocutor accedió sin saber lo que se le avecinaba.

Yo instaladísima en mi madre le dije, que no era bueno para su imagen el repetir innecesariamente “¿si?”.

No terminaba de decirlo, cuando yo ya me había escuchado y sentí como La Hilda (mi madre) se apoderaba de mí.

Colgué el teléfono, dejando al hombrecito en cuestión un poco molesto… pero aleccionado.

Ahí a mis más de 30, lo tuve que aceptar. Mientras más me rehúse a ser como ella, mas me parezco…

3 comentarios:

matkawa dijo...

hiciste lo correcto.

Gina dijo...

Excelente posto... creeme que te entiendo perfecto, mamá Georgina ha de estar orgullosa de que su retoño se parezca en ocasiones a ella!

Ricardo Hernández dijo...

Jajaja... tocaya pues yo he de tener algo de tu mamá porque soy parecido a ella... será ese SOTO lo que nos caracteriza? Jejeje... Saludos!