Me cae que no, me resulta tan difícil comprender la manera en que reaccionan… me explico, desde que pase la barrera de los 28 años (diciembre 2008, jajajajaja) una bola de pubertos creen que estoy disponible para ellos.
En una ocasión en un restaurante al sur de la ciudad de México, un chico bastante mono me pidió mi teléfono después de platicar un rato, lo vi como de la edad, para dos llamadas después enterarme de que tenía 23 años.
Unos meses mas tarde, un nuevo compañero de trabajo llegó. Al conocerlo me cayó super bien, el coqueteo comenzó, me invitó a salir y no sé en que punto de la conversación salió a colación su edad… 21 AÑOS; no puede ser.
Y así me la he pasado desde entonces en el bonito rango de los 20, si, he de reconocer que he salido con hombres de 27, 28 y 29 años… (los de 30 ya son viejos jajajajaja, bromita) y he comprobado que no, no es lo mío.
Si son monos… moníiiiiisimos, pero no. Su visión de la vida es extraña, esperan cosas de ti, que no van ya con la edad, pero bueno, yo se que es peor salir con uno de 36 que en su cabeza cree que tiene 19, pero bueno.
El caso es que, desde hace un mes y medio tomo clases de tenis, porque siempre había querido aprender a hacerlo, la escuelita a la que voy, le llama clínicas, que no es mas que un grupo de entre 4 y 6 personas que aprenden a jugar.
En la clínica soy la única mujer y tengo 4 compañeros constantes y un maestro PUBER… bueno, el término yo se que es para seres humanos más jóvenes que el, pero como tiene 23 años, así lo he denominado cada vez que me refiero a su persona.
El Puber en cuestión, no sólo es joven… es tremendamente coqueto, OBVIO, a esa edad sentimos que el mundo es nuestro, que nada nos detiene y que todo lo que queremos nos pertenece o debe pertenecernos.
Así que desde que entre a la clínica no he dejado de recibir atención por parte de El Puber, que no descansa con las insinuaciones… pero la del sábado si tuve que aguantarme las ganas de reír, pues no concibo tanta seguridad en un solo plebe.
Resulta que practicando un tiro de fondo, a uno de mis compañeros que sabe mas del juego que yo (que no es muy difícil pues yo se meramente... NADA) le contestaba las pelotas con mucha intensidad y estuvo a punto de golpearlo en dos ocasiones, a la tercera yo le comenté a mi compañero que eso ya parecía personal, que el también le tirara a dar, justo en la nariz.
El Puber escuchó y fue suficiente para que unos minutos más tarde me preguntara porque le quería pegar, yo le dije que no, que es más fácil que cualquiera de mis compañeros lo logre antes que yo.
“Si tu me quieres pegar” insistió.
Yo lo negué de nueva cuenta, me di la vuelta y camine en sentido contrario, pero alcancé a escuchar que decía.
“No importa… péeeeegame, péeeeegame”